martes, 18 de noviembre de 2008

Resumen lectura 1

Gino Longo: " Caracterísiticas del conocimiento científico"

En palabras de Schumpeter la ciencia la describe como cualquier tipo de conocimiento que haya sido objeto de esfuerzos conscientes para perfeccionarlo. Los esfuerzos se llevan a cabo y producen así mismo métodos y técnicas.

Es posible hacer uso del pensamiento de Schumpeter, incluso en el plano metodológico siempre y cuando permanezcamos en un terreno estrictamente empírico, mientras tratemos de determinar los fenómenos tal y como aparecen externamente.

Profundizando en el conocimiento como concepto, necesidad obvia para poder definir con más exactitud que es la ciencia, entendemos que la finalidad de éste es la de entender, profundizar e incluso explicar la realidad que nos rodea. Este conocimiento consta de tres aspectos fundamentales a destacar:

1. El conocimiento científico debe proporcionar una descripción de la realidad.
2. La realidad que pretende explicar, debe ser analizada y explicada por sí misma, sin introducir elementos ajenos.
3. Este conocimiento llevado a cabo por el hombre es sólo una parte de su actividad. Constituye el paso previo y necesario para llevar a cabo otras actividades como la modificación de la realidad explicada.

Las dos actividades expuestas en el anterior apartado 3 son independientes y no simultáneas. El conocimiento no lleva asociada la acción. No precisa de ésta acción ni viene determinada por ella. Aún cuando en el mismo individuo confluyan las dos actividades, cosa rara por otra parte, se desarrollarán de manera independiente si el objeto del individuo es obtener el éxito en la comprensión de la realidad, o lo que es lo mismo, en la búsqueda de la verdad.

Crítica Personal a la lectura, respondiendo a la pregunta a debate: Cuando un hombre actúa como científico ¿no es también un hombre de acción? ¿Es que la ciencia no es una actividad? ¿Por qué alejar al científico de la política? ¿Es que el práctico no actúa sobre la base de su propio y ajeno conocimiento?

Bajo mi punto de vista entiendo que el autor de la obra pretende distinguir los conceptos de conocimiento y praxis basándose en que la realidad que rodea al hombre es necesario estudiarla en sí misma, sin ningún tipo de condicionante externo que pueda perjudicar la precepción de esa realidad, lo que daría al traste con la investigación o aún sin llegar a desbaratarla, si que arrojaría como resultado conclusiones que por su inexactitud no serían válidas.

Sin embargo, es necesario resaltar en este punto que, el investigador, como ávido pretensor del conocimiento de la realidad universal, siempre, por su misma condición de individuo se verá motivado por algún particular que en mayor o menor medida derivará en cuestiones prácticas. A modo de ejemplo podemos citar los primeros estudiosos en el campo de los microorganismos. Estos científicos, que dada cabe que buscaban comprender aspectos de la realidad que nos rodea que hasta el momento nos son desconocidos, pero es necesario destacar que su estudio se encuentra siempre motivado por una presunción de descubrimientos que llevarán aparejadas aplicaciones presuntamente beneficiosas o lucrativas para el hombre. Como otro ejemplo podemos destacar los experimentos de principios del s. XX en los campos de la radioactividad, que si bien es cierto, su descubrimiento inicial fue debido a casualidades en experimentaciones paralelas que buscaban otro fin, también venían motivadas por actuaciones más prácticas que el mero conocimiento en sí mismo.

Como conclusión, cabe extrapolar los ejemplos anteriores a toda la realidad histórica que nos es conocida. Los avances científicos, o más aún, el conocimiento de la verdad o de la realidad que nos rodea, que tenemos hoy día es fruto de la búsqueda, desarrollo o innovación de aplicaciones para servir al hombre en multitud de campos que exceden con mucho el de la simple curiosidad.

Juan.

1 comentario:

Roberto Carballo dijo...

Hace tres semanas que no se te ve el pelo en el blog. ¿Qué ha pasado? por favor, dale continuidad al trabajo. Un abrazo, Roberto Carballo